¿Dónde reside el amor?
¿Se parece a un lugar? ¿O es quizá una energía? ¿Es una meta? ¿Un modo de vida? ¿Un fin en sí mismo?
El amor se siente. En realidad, no existe nada más poderoso y más notable que el amor. Lo envuelve todo. Se desliza por cada instante sin pedir permiso o sin dejar que te prepares para tomarlo en cuenta.
Pensar en el amor ya te impregna de su poder.
Sanar significa modificar y revertir el daño. Puesto que esa tarea trasciende al simple hecho de limpiar de suciedad un lugar o un momento, se entiende que la función sanadora involucra todos los puntos de vista, hasta eliminar el sustento al problema y disolverlo sin esfuerzo.
Luchar es seguir enfermo de odio y rencor. La paz se alcanza desde dentro, nunca se conquista desde el exterior.
El camino está iluminado siempre. Si no ves su luz es que has tomado la senda larga y no has parado a observar.
Déjate alcanzar por la calma.
Déjate seducir por el aburrimiento y el silencio.
La vida se abre camino siempre.
Nada puede frenar ese discurrir de acontecimientos.
Cuando la carga es ligera se aprovecha mucho el impulso al caminar, mientras que los anclajes a puntos sólidos no tienen margen de movimiento y cualquier vaivén provoca grandes fisuras en esa solidez que se asocia equivocadamente a seguridad.
